lunes, 11 de junio de 2012

Crónica Night & Bike Murchante

El sábado pasado nos juntamos Roberto, Manolo, Ivan, Dioni y yo a las nueve de la mañana para empezar el viaje hacia Murchante. Alquilamos una bonita furgoneta por 72€, donde pudimos meter las cinco bicis, y pusimos una bandera de Etxebarri delante, porque son fiestas de San Antonio.


Con un agradable día soleado nos dirigimos hacia Labastida, donde había una feria de bodegas de vino. Al llegar allí, nos dimos una vuelta por el pueblo, tomamos un Cola Cao, y algunos aprovecharon a comprar botes de tomate y otras conservas en una tienda que tenía buenos precios y calidad.

Después, fuimos a visitar una bodega de un conocido de Roberto. Un hombre de las bodegas Gomez de Segura nos explicó cómo se fabricaba el vino y nos enseñó todos los depósitos y almacenes, así como los premios y certificados de calidad. También destacó la importancia de limpiar y filtrar el vino, y aislarlo adecuadamente para conservar sus propiedades. Nos mostró los pasadizos subterráneos que tenían a 8 metros por debajo del suelo y nos ofreció una copa de tempranillo. Tras charlar un rato más, nos fuimos a Logroño para comer en un restaurante.


Al llegar a Logroño, nos dimos cuenta de que eran fiestas de San Bernabe y el ambiente era alegre y energético, con varias bandas de música y mucha gente por las calles. Después de aparcar la furgoneta en un Parking, entramos en dos bares y comimos un par de zapatillas (aperitivo típico de La Rioja que consiste en una rebanada de pan con tomate y jamón ibérico). Luego, comimos un menú por diez euros en un restaurante del centro y estuvimos dando un poco de envidia mediante el WhatsApp a los que no habían venido.


A continuación, cogimos la furgoneta y nos fuimos directos a Murchante. Hacía un día soleado, pero abriendo las ventanas se estaba bien dentro de la furgoneta y una pequeña siesta entró muy bien, mientras Roberto conducía.

Como llegamos bastante pronto, nos dimos una vuelta por Murchante y hablamos un poco con los organizadores. Nos sentamos en una terraza de la plaza mayor a tomar un refresco con música que venía de un escenario que habían montado y estuvimos escuchando algunos chistes de Ivan. Alrededor de las ocho, cogimos los dorsales,  Roberto se metió en la furgoneta a echarse una siesta y los demás nos fuimos a dar un paseo por el pueblo mientras anochecía. Anduvimos en un bonito parque, vimos una pequeña feria de artesanía con unas atracciones para niños y nos tomamos otro refresco en otra terraza animada por la banda de música municipal.

A las nueve nos cambiamos y nos preparamos para la salida, que fue a las diez de la noche. Había menos de 250 ciclistas, pero la cantidad de gente que había animando era realmente impresionante. Yo he participado en muchas marchas, pero nunca he visto tanta gente animando, y menos en un pueblo pequeño como Murchante. Parecía la salida neutralizada de una carrera de semiprofesionales. Como me dijo Roberto, era para poner los pelos de punta.


Tras una pequeña bajada, empezamos a pedalear por un paisaje agrícola, por una pista de piedrilla y tierra. La ventaja de ir muchos juntos era que la pista se veía perfectamente, pero la desventaja era que tragamos más polvo que en una obra. La marcha era de 41 Kms, pero había poco desnivel y era bastante fácil. A veces acompañados del olor a vaca, y otras acompañados del olor a hierbas aromáticas, fuimos a nuestro ritmo. Roberto y yo fuimos por delante (pero por la mitad si tenemos en cuenta a todos los ciclistas), Manolo un poco más atrás porque le entró el flato, y un poco más lejos Dioni e Ivan. Al llegar al avituallamiento, nos reagrupamos y picamos algunas cosas.


La organización era excelente, el camino estaba bien señalizado con flechas reflectantes y luces rojas, en el avituallamiento había buena iluminación y hasta música, y en cada curva peligrosa y cruce con carretera, había algún organizador o voluntario.

Después de una corta subida, tuvimos una larga bajada. El pelotón del principio empezó a estirarse y como en la pista había piedras de tamaño medio, yo fui con precaución, pero Roberto enseguida se lanzó y le perdí de vista. Luego vino Manolo y cuando le dije que Roberto se había escapado hacía diez minutos, me dijo que intentaría ir a por él. Por último me alcanzaron Dioni e Iván. Fuimos un rato juntos, pero en el kilómetro 26 vi a un herido que se había hecho una buena avería y me quedé hasta que vinieron los Policías Forales. Al herido se le había torcido el  manillar y como bajaba bastante rápido, le vi sangrando por la rodilla, por el brazo, por la cara y con un chinchón en la frente habiendo roto hasta el casco. Ivan y Dioni no pararon porque ya había otros cinco cilcistas, y así Rober hizo el recorrido en 2 horas, Manolo 5 minutos más tarde, Ivan y Dioni 15 después y yo 25 minutos más tarde.


A la llegada, comimos un bocata, y algo de fruta, escuchamos el sorteo en el que a Dioni le tocó un vale para una comida en el Wok y aprovechamos el servicio de masajista gratuito. Luego nos duchamos en las duchas del polideportivo y fuimos al centro del pueblo donde había un DJ y varios bares con mucha marcha. Estuvimos en tres bares y a las cinco ya estábamos en el frontón metidos en los sacos. A la mañana, nos despertamos a las nueve y los organizadores nos trajeron el desayuno. Les comentamos nuestra buena experiencia mientras comíamos chocolate con magdalenas, y después de recoger nos volvimos en la furgoneta. Nos tuvimos que parar a medio camino porque Ivan pensaba que se había dejado las gafas de sol, pero las encontramos en el maletero.

En resumen, fue una marcha muy bonita y nos lo pasamos  muy bien porque había mucha fiesta y actividades. Recordad que el 24 de junio haremos otra vez la refrescante Lea ibilbidea.